XI

El pensamiento de los niños se mantiene muy cerca de lo concreto, de la sensibilidad, no reconoce la jurisdicción de la lógica de predicados y tampoco acata el tribunal de la razón que se manifiesta en el silogismo y su orden cerrado de premisas. La mirada que proyectan en el mundo busca el vínculo, la relación sensible que une todas las cosas, idea sensitiva ajena al concepto. Una niña pregunta a su madre de qué color es el tren. Rojo y blanco, responde resignada, ante la previsible batería de preguntas habituales. Pero no hay más preguntas. La reacción de la pequeña es muy rápida, en menos de un segundo la conclusión relampaguea en sus ojos despiertos: Claro, porque el rojo y el blanco son colores rápidos. Muchos pensadores jamás llegarán a pensar de manera tan veloz ni de manera tan lúcida. Ella tampoco pasado el tiempo.